Fuente: lanacion.com.ar
Está casi tan emocionada como su hija. Vanina Gómez confiesa que la confirmación del viaje de egresados de Pilar, que este año termina la primaria en el colegio San Patricio, en Avellaneda, fue una de las mejores noticias que recibió en este último tiempo. “Van a poder darle un cierre a esta etapa tan importante. Al fin se respira un aire de normalidad para los chicos. Como mamá siento una emoción muy grande”, dice Gómez. Y advierte que, a pesar de que mejoró la situación epidemiológica en el país, su hija tiene un poco de miedo. “Le da temor que el escenario pueda cambiar. Nunca imaginamos que durante el verano podía suceder lo que pasó con ómicron, y le genera ansiedad pensar en que para fin de año la situación pueda cambiar”, describe y valora la iniciativa que tomó el colegio para este año.
Según las agencias que operan con el turismo estudiantil, y después de una parálisis total del segmento durante la pandemia, el viaje de egresados volvió a ser un tema de conversación en los grupos de WhatsApp, incluso en las reuniones de padres que se hicieron en muchos colegios hace algunas semanas, antes del inicio del ciclo lectivo actual.
Como responsable de Turismo Estudiantil de la Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo (Faevyt), Adrián Manzotti está convencido de que este año será el inicio de la recuperación. “Hubo un movimiento en las ventas que comenzaron con el Previaje a finales del año pasado, pero estas semanas y hasta después de Semana Santa suele ser la época más fuerte de contratación, y ya se nota un aumento importante en las consultas. Muchos colegios van a contratar ahora para viajar este mismo año, y otros para 2023″, resume.
El panorama es alentador, pero todos los operadores turísticos consultados coinciden en que los viajes posCovid, sobre todo para los chicos que terminan la primaria, marcan una nueva tendencia: menos días (entre tres y cinco, a diferencia de la clásica semana) y destinos más cercanos. “Los tradicionales siempre están, como Tandil o Córdoba, pero aparecen lugares distintos, como Chascomús, Ezeiza o la costa atlántica”, enumera Manzotti.
Kayac, playa y arquería
Competencias en kayak, juegos en gomones en el lago, adrenalina en un circuito de tirolesa, talleres de arquería y días de playa. Un poco de todo eso les espera a los alumnos del colegio Padre Elizalde, de Ciudadela, que a fin de año viajarán a Necochea. “Siempre promovimos los viajes y las propuestas educativas fuera del aula para los chicos, y según el nivel se hacían distintas cosas. Desde excursiones y campamentos hasta llegar al viaje del último año de la primaria, que solía ser a Tandil, pero que este año decidimos reestructurar, y cambiamos la geografía de las sierras por la playa, y vamos a ir a Necochea –cuenta Marcela Alejandra De Luca, directora del nivel primario del establecimiento–. Es un complejo de cabañas en Quequén que ya conocemos y es excelente, y la propuesta del viaje combina la recreación con lo educativo. Estamos felices de poder viajar otra vez con los chicos, porque necesitan más que nunca salir del contexto del aula, estar en contacto con la naturaleza y compartir en grupo. Hace dos años que no hacemos ningún campamento ni viaje, y fuimos testigos de cómo la pandemia hizo estragos en la manera de relacionarse de los chicos. Fue volver a empezar, y como institución apostamos mucho a estos viajes educativos, porque los chicos no solo disfrutan sino que también aprenden en un contexto totalmente distinto”.
Desde Educativo Río Quequén, una empresa que trabaja en el mercado del turismo hace 15 años, explican que con el esquema de vacunación contra el Covid-19 en marcha, los colegios con objetivos claros y con experiencia en viajes comenzaron a organizar la vuelta a este estilo de actividades grupales. “Unos avanzaron más que otros, y a partir de septiembre del año pasado comenzamos nuevamente, aunque con tibieza, a recibir a esas instituciones –cuenta Pablo Etchegaray, uno de los directivos de Educativo Río Quequén–. Los que no pudieron avanzar, ya sea por presiones de inspectores o el miedo de los padres, dejaron el proyecto en marcha para este año. En números concretos, hay una proyección para nuestro destino en Necochea, en temporada alta estudiantil que va de septiembre a diciembre, de un aumento del 25 a 30 por ciento en la modalidad de viaje educativo, en comparación con 2019. Es una propuesta donde se afianzan las tareas grupales y comunitarias, en un contexto distinto y sobre todo natural, y donde, junto con la recreación, se proponen contenidos específicos de aprendizaje, que se trabajan de manera previa y posterior a la realización de los viajes”.
Días, costos y protocolo
En cuanto a la planificación y el cronograma, Etchegaray señala que los viajes suelen ser de cuatro o cinco días, aunque también hay propuestas de tres, elegidas en ocasiones donde el presupuesto es más limitado. En relación al protocolo Covid, al menos para los destinos de la costa atlántica bonaerense, no hay una exigencia de pase sanitario. “Todos deben firmar una declaración jurada sobre sintomatología antes de subir al ómnibus. Si llega a presentarse algún caso en medio del viaje, se actúa según lo establecido y se aísla a esa persona de la manera que corresponde y con todos los cuidados”, dice.
Para los destinos más clásicos, como Bariloche y Córdoba, Manzotti confirma que aún es necesario que los pasajeros realicen un PCR antes de viajar. “Todavía está vigente el mismo protocolo que a fines del año pasado para los viajes a Bariloche, aunque de a poco creemos que se irán flexibilizando. Córdoba también pide un test negativo para ingresar”, especifica.
El aumento de los costos atados a la inflación es una de las principales preocupaciones para cerrar un presupuesto, y que reconocen los colegios, las familias y los operadores turísticos. “Un viaje básico de dos noches y tres días parte desde los 18.500 pesos por pasajero; pero el viaje promedio que los colegios suelen contratar es el de tres noches y cuatro días, que se acerca más a los 35.000 pesos, con las cuatro comidas incluidas y todas las excursiones y actividades”, detalla Etchegaray.
Para los viajes de primaria, apunta Manzotti, lo que más inclina la balanza son las propuestas recreativas y al aire libre: “En el secundario les importa que estén habilitados los boliches y las fiestas. Asegurarse también la diversión nocturna. Pero los costos hoy son un problema. Un viaje a Bariloche clásico, de esos que se hacían previo a la pandemia, puede costar alrededor de los 200.000 pesos. Es imposible. Por eso, estamos revisando las alternativas. Para la primaria, en cambio, los valores pueden ser más accesibles, y partir desde los 35.000″.
Gustavo De Mare es el apoderado de Grupo Laes, y coincide con sus colegas en que, para este año, el escenario es “muy optimista”. Antes de que comenzaran las clases cuenta que recibieron una oleada de consultas, algo que se preveía como consecuencia de la inactividad durante los dos últimos años.
“Para los colegios los viajes son una herramienta de gran importancia, no solo para cerrar una etapa como sucede en los últimos años de la primaria y la secundaria, sino también para trasladar los contenidos que se ven en el aula a los escenarios naturales donde sucedieron los hechos, y aún más luego de la pandemia. La necesidad de socializar de los chicos, de tener contacto con la naturaleza, de conocer nuestro país nuestro y de realizar actividades recreativas y deportivas al aire libre son más demandadas que nunca”, considera De Mare, y en relación a los costos señala que desde las empresas se trabaja para ofrecer la mejor financiación posible en pesos, y en cuotas fijas.
“La mayoría trata de mantener los destinos tradicionales que como institución ya tenían establecidos, como pueden ser Necochea; San Rafael, en Mendoza; Tandil, Rosario o Puerto Madryn. Pero es cierto que pospandemia, y por cualquier eventualidad que pueda surgir ante un contagio, muchas familias prefieren ahora destinos más cercanos y por menos días. Eso los deja más tranquilos”, concluye el operador.
Por Soledad Vallejos
